Tengo muchos pendientes por leer, por lo que recién acabo de terminar de leer la novela “Santos solo hay en el cielo” de uno de los mejores discípulos (aunque esto sea discutible) del reciente premio Nobel Vargas Llosa. Alberto Soto ha logrado una muy buena primera novela, aunque no sea “La ciudad y los perros” ha logrado una novela sorprendentemente redonda, que logra dibujar un círculo temporal perfecto, con un mecanismo de relojería suiza, no parece sobrarle ni faltarle nada a la historia tal y como está contada, cuenta con momentos realmente conmovedores como el momento en el cual José María, el personaje principal, entra en locura o cuando se ve de pronto filosofando sobre sus amoríos, todos aparentemente posibles, pero ninguno con final feliz. Alberto Soto me logró sorprender con su exquisito manejo del lenguaje callejero, plasmado en el personaje de Gonzalo, no suena vulgar, tampoco suena surfer, es una mezcla que logra plasmar un particular lenguaje a un personaje con vida propia. Otro punto a favor del autor resulta la originalidad, cuando parece que el amor es un tema agotado, Alberto Soto demuestra que siempre hay un nuevo espacio para una historia de amor bien contada, una historia sin muchas particularidades, llanto, decepción, pasión, sexo, desengaños, etcétera, pero con una originalidad en el lenguaje que la hacen atractiva y divertida, que no se ve mermada, más bien complementada, con citas de las muchas lecturas del autor. El humor de Soto es plasmado en muchos pasajes memorables. Mención aparte merecen los capítulos “Trípode” que se intercalan a los capítulos de la novela, son complicados para un lector despistado, pero interesantes para uno acucioso, y el final, que me pareció de lejos, lo mejor de la novela, es un golpe de realidad en medio de tanta ficción, es el aguijón venenoso del escorpión, te deja helado, ni siquiera si ahora lo contara dejaría de sorprender al lector, incluso si releyera ahora la novela me sorprendería, pues no es solo lo que ocurre, sino como está contado, con lujo en los detalles, te deja pensando, dudoso con ganas de releer para enterarte qué ocurrió finalmente, carajo ¿este tipo murió o no?.
Por otro lado hay cosas criticables, como la forma en la que utiliza el sexo, una cosa es erotismo y otra cosa es pornografía, Soto no hace erotismo, hace pornografía barata, ¿Por qué? Yo tengo mis teorías, el sexo genera morbo, el morbo vende, o puede que (esto no me consta pero lo percibo por los posts de su blog) el sexo este muy enraizado en la vida del escritor. Otra cuestión decepcionante es la excesiva ligereza de algunos capítulos que se muestran muy superficiales, esperaba menos ligereza de parte de un autor que es uno de los principales críticos de la novela ligera, su ligereza no me llegó a aburrir como normalmente ocurre, pero me decepcionó viniendo de Soto. Otra cosa que pudo ser mejor fue que se pudo explotar más los sentimientos del personaje principal, daba para más, Soto explota bien al personaje de Maryorie y al personaje de Martín, pero José María se queda corto, eso aumenta la ligereza, es un personaje muy caliente que actúa fríamente por momentos. Tengo entendido que Soto viene escribiendo su segunda novela, la primera, sin ser fuera de serie, da para darle una segunda oportunidad.